Gilles Froment, presidente mundial de la IDF: Chile puede convertirse en un modelo global de producción lechera sostenible

Chile será el primer país sudamericano en acoger la Cumbre Mundial de la Leche, un encuentro impulsado por la Federación Internacional de la Leche (IDF, por sus siglas en inglés) y que es organizado por el Ministerio de Agricultura, la Federación de Productores de Leche (Fedeleche) y el Consorcio Lechero. Gilles Froment, presidente mundial de la IDF, señaló que la decisión de designar a Chile como sede del encuentro es un reconocimiento internacional a la modernización, sostenibilidad e innovación del sector lechero local, su carácter de referente estratégico en el continente y el compromiso con la colaboración global.

“Chile ha hecho avances muy significativos en la modernización de su industria lechera y adoptado un enfoque de sostenibilidad con el compromiso de todos los actores. Su designación es un reconocimiento para mostrar el progreso local e inspirar un desarrollo regional basado en el gran potencial sobre producción y consumo en América Latina. La IDF vio a Chile no solo como una ubicación geográfica estratégica, sino también como un país comprometido con la innovación, la sostenibilidad y la colaboración internacional”

La cita convocará a más de mil especialistas provenientes de más de 60 países, abordando aspectos críticos para la producción global: resiliencia ante el cambio climático, seguridad alimentaria e incorporación de tecnologías como automatización e inteligencia artificial en sus operaciones. También habrá espacios para exponer estudios científicos relacionados. A realizarse entre el 15 y el 18 de octubre de este año en Santiago, el lema de la Cumbre es “Nutriendo un Mundo Sustentable”, un mensaje en línea con retos como la seguridad alimentaria global, el aporte nutricional de los lácteos para una población en crecimiento y su relevancia como actividad económica y social en los cinco continentes.

“Chile es un actor dinámico y en evolución en una región con un inmenso potencial, que puede convertirse en un proveedor global de productos lácteos en el futuro. Tiene las tierras, el clima y el talento para hacerlo. Esperamos que la Cumbre actúe como un catalizador para el intercambio de conocimiento, inversión y diálogo en América Latina con actores y líderes del sector de todo el mundo. Es una oportunidad para fomentar una asociación que haga crecer la industria. La clave será invertir en infraestructura, educación y el marco de sostenibilidad que permitirá que su potencial se materialice de forma responsable.”, enfatizó Froment.

Su última versión, realizada en Francia, culminó con la Declaración de París, el mayor compromiso del sector lechero por la seguridad alimentaria global y la transformación sustentable de los sistemas alimentarios. El documento también fue adherido por la FAO y reconoce el llamado de Naciones Unidas sobre la urgencia de avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Se estima que 130 millones de granjas en todo el planeta, que emplean a mil millones de personas, serán responsables en este siglo de alimentar a miles de millones de seres humanos en los cinco continentes, según la IDF. En América Latina, Chile es uno de los países con avances más significativos en la materia, impulsando acuerdos de producción limpia y la certificación de sustentabilidad adscritos por sus principales actores de la cadena.

Seguridad alimentaria y producción global

En un contexto en el que el mundo está experimentando un retroceso en uno de los principales ODS, la erradicación del hambre, la Cumbre tendrá en la seguridad alimentaria global uno de sus principales focos. “Un informe de la FAO y otras cuatro agencias de Naciones Unidas calculó que este flagelo afecta al nueve por ciento de la población global, es decir, 733 millones de personas. En América Latina, de acuerdo al reporte, 41 millones de individuos pasaron hambre en 2023.

Desde la IDF subrayan que los lácteos son considerados una piedra angular para la seguridad alimentaria en el planeta, principalmente por su composición nutricional y accesibilidad en todas las etapas de la vida: desde los lactantes hasta las personas mayores. En este contexto, el líder del organismo sectorial valoró la experiencia de Chile a través del Programa Nacional de Alimentación Complementaria, que ha contribuido a erradicar la desnutrición infantil en las últimas décadas.

“En muchas regiones, los lácteos cumplen un rol vital para abordar tanto la desnutrición como las deficiencias de micronutrientes”, dijo el presidente mundial de la IDF. “En una reciente conferencia de la industria láctea en África, por ejemplo, la brecha nutricional surgió como un tema clave de enfrentar para esa región. El ejemplo de Chile y sus programas para proporcionar leche a los niños como parte de una dieta saludable son un testimonio de éxito. Para erradicar el hambre se necesita colaboración en toda la cadena de suministro”.

En ese marco, Froment proyectó una gran demanda global en el suministro de leche, que será impulsado por las dos naciones más pobladas del mundo: India y China, además de regiones como África y, en menor medida, Sudamérica. “India y probablemente China seguirán siendo actores centrales, tanto como productores de lácteos, pero también con un consumo creciente. Los productos lácteos pueden jugar un rol transformador en el desarrollo rural. Ese crecimiento debe ser equilibrado y tener en cuenta la responsabilidad social y ambiental”.

Objetivos climáticos

El cambio climático es el gran desafío que enfrenta hoy la industria lechera global, y el sector ya comenzó a alinearse con objetivos de largo plazo. “El sector lácteo está cada vez más alineado con los objetivos climáticos. Vemos que muchos países adoptan metas de carbono neutral y seguimiento de emisiones, pero aún hay mucho trabajo por hacer”, enfatiza Froment, quien recalca que se trata de un impulso real y creciente entre los productores de todo el mundo.

Para abordar este desafío, la IDF ha desarrollado herramientas específicas como el enfoque de evaluación del ciclo de vida —conocido por sus siglas en inglés, LCA— que permite medir y reducir el impacto ambiental del sector. Esto coincide, además, con la firma, en 2023, de la Declaración Láctea de París sobre Sostenibilidad (adherida por la FAO), un compromiso internacional que incluye objetivos cuantificables y con plazos definidos, así como también un grupo de trabajo para monitorear, evaluar y solidificar los avances.

“El desafío será desacoplar el crecimiento económico de las emisiones y del uso de recursos. Para lograrlo, necesitaremos innovar en el uso de alimentos, aumentar la productividad, mejorar la genética, optimizar la gestión de tierras, residuos y energía. Todo esto debe ir de la mano con prácticas laborales justas y un compromiso real con las comunidades. El impulso es real, lo vemos y está creciendo, pero es recién el comienzo: nuestra respuesta ante el cambio climático es un proceso de mejora continua, y no una solución mágica. Si hacemos las cosas bien, podemos demostrar que somos parte de la solución”.

El ejecutivo agrega que la adaptación también exige modelos productivos resilientes, especialmente en regiones como Sudamérica. Para el ejecutivo de la IDF, el éxito del sector dependerá en parte de pequeñas explotaciones diversificadas y habilitadas tecnológicamente que puedan responder a la variabilidad climática, al mercado y a las nuevas demandas del consumidor. “La resiliencia se está convirtiendo en una métrica clave del éxito en el sector lácteo”, advierte, convencido de que no hay un único modelo universal: “el futuro está en un enfoque adaptado que refleje las realidades locales, y no en un modelo único para todos.

En otras regiones como Europa, América del Norte y Oceanía, también hay avances impulsados por la presión del consumidor, que cada vez demanda productos sostenibles. Países como Dinamarca, Alemania, Francia, Nueva Zelandia y EE.UU. están adoptando prácticas más responsables, conscientes de que alcanzar la carbono neutralidad para 2050 requiere compromiso continuo. Para lograrlo, será clave seguir aprendiendo unos de otros y colaborando globalmente para mejorar el desempeño de todo el sector, enfatiza el ejecutivo. “La sostenibilidad es un desafío global, pero necesitaremos responder probablemente con soluciones locales. La resiliencia también tiene que ver con ser viables y sostenibles, especialmente en pequeños productores. Es muy difícil ser verde con números rojos”.

Impulso a nuevas tecnologías

La industria lechera se encuentra ante un punto de inflexión. Frente a desafíos como el cambio climático, la seguridad alimentaria y el envejecimiento de la fuerza laboral, el sector apuesta por una transformación tecnológica profunda, que abarque desde la agricultura de precisión hasta el uso de inteligencia artificial en toda la cadena de valor. Así lo afirma Gilles Froment, quien destaca que la revolución digital no solo es necesaria, sino urgente. “Creo que es absolutamente crucial que el sector lácteo adopte la transformación tecnológica”.

Desde la IDF proyectan que esta evolución considera más digitalización, agricultura de precisión y modelos de economía circular. Pero para que esta transformación sea efectiva, y que incluirá mayor digitalización y modelos de economía circular, el ejecutivo advierte que ésta debe ser inclusiva. Uno de los principales desafíos, plantea Froment, es lograr que los pequeños productores accedan a estas herramientas de manera equitativa.

“Será importante empoderar a los pequeños productores y cooperativas para que accedan a estas herramientas y mercados. Estas herramientas contribuirán a la optimización del uso de los recursos, ayudarán a aumentar la eficiencia, reducir el desperdicio y proporcionar transparencia a lo largo de la cadena de valor”, sostiene el alto representante, quien subraya que las nuevas herramientas digitales tienen un enorme potencial en términos de productividad y sostenibilidad (procesos más eficientes tienen, a la vez, un menor impacto ambiental).

La tecnología, en particular la IA, jugará un rol central en este nuevo paradigma: sus aplicaciones van desde la gestión de insumos hasta el procesamiento y la logística, contribuyendo a una industria más competitiva y, por consiguiente, más sostenible. Entre los aspectos positivos, la transformación tecnológica también abre nuevas posibilidades para conectar de mejor forma con los consumidores, aumentando la transparencia y la trazabilidad. Al mismo tiempo, representa una vía para renovar el capital humano del sector, un proceso que será clave para alcanzar mayores niveles de productividad y sostenibilidad.

“La tecnología atraerá a las generaciones más jóvenes a seguir una carrera en el sector lácteo, lo cual es fundamental en términos de atracción y retención de talento. Para eso, la industria debe continuar siendo una fuente atractiva de buen empleo, empleo de buena calidad en todas las etapas y niveles de la cadena de suministro”, afirmó Froment. En su análisis, la transición 4.0 no solo transformará la forma en que se produce la leche, sino también la manera en que se organiza el trabajo, se protege el medioambiente y se proyecta la industria hacia las nuevas generaciones

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