El sedentarismo y la baja actividad física impactan en la pérdida de masa muscular y en el incremento de la osteoporosis, explica la académica de la Universidad de Chile, María José Arias, quien participó en el libro Lácteos: Nutrición y Salud.
Este libro fue editado por el Dr. Rodrigo Valenzuela, con el apoyo del programa Gracias a la Leche del Consorcio Lechero y reúne el trabajo de 54 especialistas, quienes revisaron más de 1500 publicaciones científicas, en las cuales se reafirma el beneficio de los lácteos en el ser humano.
El sedentarismo es una pandemia extendida en todo el mundo. La falta de actividad fisica se ha incrementado y, según la Organización Mundial de la Salud, OMS, 4 de cada 10 niños hacen el ejercicio diario recomendado y las pantallas están ocupando gran parte del tiempo.
“Una alimentación saludable que incluye lácteos y un estilo de vida que incorpore actividad física, favorecería la comunicación cruzada entre los tejidos óseo muscular y adiposo, lo que se traduce en mejor condición física, incremento de masa muscular, disminución de masa grasa e incremento de vitamina D disponible. Hay estudios que han encontrado que la obesidad principalmente disminuye los niveles plasmáticos de vitamina D”, resume.
La evidencia científica, expuso la Dra. Arias, es que en la adquisición y mantención de masa muscular durante la adultez y etapas más avanzadas puede ser apoyada en los lácteos. “Un mayor consumo de yogur y queso ha sido asociado con un menor riesgo de fractura de caderas en comparación con los grupos que consumen menos. Además, una baja ingesta de lácteos durante la adolescencia, independiente del tipo consumido, ha sido asociada con menor densidad ósea de cadera en mujeres jóvenes y postmenopáusicas. Y también, el consumo de leche descremada y de yogur podría tener efectos positivos sobre la fragilidad en población adulta”. El consumo diario de ricota disminuye la pérdida de masa muscular y, por otro lado, el consumo de leche entera podría ser asociado con una mayor cantidad de masa muscular en mujeres.
Otros estudios agregan la importancia de la vida saludable y los adecuados niveles de actividad física, con foco en la reducción del consumo de alcohol, cafeína, gaseosas, todos los cuales impactarían en la composición corporal y la densidad ósea a lo largo de la vida. “Remarcando la necesidad de considerar que, cuando hablamos como nutricionistas y profesionales de la salud, acerca de salud ósea y muscular, no sólo se incluye la ingesta de lácteos sino también de hábitos de vida acordes a lo mencionado anteriormente”.