La inteligencia artificial (IA) se está usando en el sector ganadero chileno, específicamente en las lecherías, para ayudar al bienestar animal. Mediante ésta, las vacas productoras pueden generar una leche de mayor calidad. Es el caso de la Agrícola Ancali, que ya cuenta con un plan para usarla. Enrique Bombal, veterinario y alto ejecutivo de DeLaval (socia del Consorcio Lechero), empresa de robots de ordeña y otras soluciones, trabaja en el proyecto y explica cómo se usa dicha tecnología en los campos.
El experto detalla que se están realizando acciones en distintas áreas y que se relacionan principalmente con el monitoreo de los animales, donde la IA cobra vital importancia, a través del uso se sensores, dispositivos, digitalización y herramientas informáticas que son parte del día a día. Los más conocidos son los robots de ordeña, que hacen este trabajo en vez de los humanos.
Bombal indica que en la industria láctea se están ocupando sistemas robotizados para preparar el alimento de los animales, donde de forma automatizada se mezclan los distintos ingredientes que se les dan a las vacas (con sistemas de mapeo en los comederos). Existen unos que, incluso, son capaces de acercarles la comida (empujándola), ya que es común, según comenta, que la desplacen cuando se están alimentando. También existen unos nuevos robots del área de la limpieza que asean el lugar donde éstos viven. El entorno de los animales y la relación entre ellos mismos es analizada con otro sistema. Allí existen las llamadas redes neuronales, que analizan la estructura de los rebaños y su comportamiento.
Programa probado
El programa que se está implementado en Ancali, la lechería robótica más grande del mundo, está relacionado a cámaras de monitoreo, que a través de IA como machine learning, son capaces de usar algoritmos que identifican patrones. Por ejemplo, pueden reconocer la interacción humano-animal, es decir, cómo se acerca la persona a éste y si le genera miedo, estrés o algún tipo de dolor. “No se trata de maltrato, sino de movimientos que puedan ser bruscos y que la vaca los perciba como agresivos. La idea es no alterarla”, resalta el especialista.
Mediante este sistema, se puede evaluar el comportamiento de la lechería. “Es algo bastante interesante y nuevo. Nos entrega mucha información y de manera detallada para tomar decisiones a la hora de analizar los manejos que tienen los animales dentro de las granjas”, destaca Bombal. En el caso de Ancali, poseen cerca de 90 robots, lo que la convierte en una compañía a la par de otras en Europa, EE.UU. o Asia.
El veterinario señala que antes se iba a buscar tecnología a estas zonas del planeta, pero ahora ellos vienen acá a aprender. “Investigadores e ingenieros de distintas aplicaciones vienen a ver cómo está funcionando una lechería de esa magnitud, para llevar ese conocimiento a sistemas productivos de países desarrollados”, añade.
Chile, pionero en la región
Bombal cuenta que ha viajado a todos los países de la región y a nivel local existe un avance en torno a la implementación de software de gerenciamiento del rebaño, con sus distintos parámetros de administración. De hecho, en el manejo animal, nuestro país fue el primero que adoptó este tipo de tecnología, para luego utilizar sensores en distintos lugares de las lecherías, como para identificación animal, sumado al uso de acelerómetros, cámaras o sistemas de radiofrecuencia.
“Hemos sido pioneros, y el uso que podamos tener de esta tecnología, amparada en redes como 4G o 5G, nos permite contar con plataformas necesarias para poder traer distintos tipos de herramientas y robots, y poder operar a la vanguardia”, destaca. Añade que los productores nacionales las incorporan de manera expedita y eso se refleja en indicadores relacionados a innovación. Chile siempre se ha reconocido en la región, como un lugar muy ávido a los cambios en el sector agrícola y lechero, y en el manejo de los animales”, expresa el veterinario.
IA para prevenir enfermedades
El experto declara que la inteligencia artificial se está usando para prevenir y detectar males que puedan afectar a los animales. Y las lecherías están generando miles de datos diarios (Big Data), que se van procesando de manera rápida y en tiempo real, que sirven para este propósito. Con este volumen de información se pueden lograr diagnósticos y anticipar escenarios a corto y mediano plazo. “Nosotros estamos usando fuertemente la IA para detectar lo que pasa en una lactancia de una vaca, y estimar qué podría pasar en el período de transición (60 días antes de que vaya a tener otro parto). Ya podemos predecir el riesgo de empezar una enfermedad, como una mastitis o cualquier otra”, destaca.
Y añade que los sistemas de algoritmo están siendo cada vez más refinados, para distintos sistemas productivos, como vacas que están bajo un galpón o que pastorean libremente en una pradera. “Los sistemas se van robusteciendo cada vez más, gracias a los datos que están tomando la gran cantidad de sensores puestos en las lecherías, instalados en distintas partes del cuerpo del animal, en cámaras de monitoreo, que detectan cómo se mueve el rebaño, que tipo de comportamiento tiene, o sensores montados en bases móviles, como drones”, destaca. En base a todos estos datos capturados se van construyendo algoritmos, que permiten tomar decisiones a futuro.
Con el análisis genético también se puede determinar si una vaca podría estar propensa a padecer ciertas enfermedades, o si en el futuro habría que preocuparse de sus patas, ubre, y otras zonas. Los marcadores genéticos se cruzan con información de los sensores que van captando datos y se va construyendo una base de datos robusta a la que después se le aplica IA para predicción y prescripción.
En cuanto a la producción, se puede predecir cuánta leche va a producir una vaca. “Por ejemplo, podríamos definir que la hija de un toro X con la madre Y tendrá el potencial de producir 12 mil litros de leche por una lactancia. Y contamos con sensores que van midiendo la producción diaria de leche. Casi la mitad de las lecherías chilenas cuentan con sistemas de registro individual”, expresa.
Estrés y accidentes
Bombal comenta que con la IA se está monitoreando la temperatura ambiental (humedad, radiación solar, y dirección y velocidad de los vientos), para calcular distintos índices de estrés térmico en las vacas. El veterinario explica que estos animales entran en este período cuando la temperatura a la que están expuestas sobrepasa los 22 grados celsius. Por eso han estado trabajando con el Consorcio y otras instituciones para crear un plan de monitoreo y poder anticipar entre 5 a 7 días si vienen olas de calor, para que se puedan tomar las medidas necesarias para mitigar los efectos negativos en su ganado.
Mediante sensores pueden revisarse las condiciones de ventilación del ganado que está bajo techo, para que no haya gases amoniacales, ni el C02 suba tanto, ya que puede producir irritación de las mucosas, y eso termina afectando a la producción. También se están ocupando sistemas de monitoreo para evitar accidentes, como incendios y resguardad la integridad de los animales y trabajadores.
Alimentación
La IA puede reconocer patrones de consumo de cada animal, lo que permite alimentarlos de manera personalizada. “Con estos sistemas que ya se utilizan en Chile, le puedes dar una ración base a las vacas del rebaño y suplementarles individualmente cierta cantidad de sales minerales extra, concentrados energéticos o proteicos, dependiendo de su etapa productiva. Esto es bienestar, porque les estás dando lo que realmente necesitan, y no los ves como un número más dentro del rebaño”, resalta.
En general se les hace análisis de la composición corporal, como reservas grasas o musculatura y se examina cómo se están nutriendo a lo largo del tiempo. Todo esto se trabaja con cámaras 3D que mezclan tecnología infrarroja, que, a través de algoritmos procesan las imágenes y con eso se obtiene un puntaje de la condición de los animales. El veterinario declara que es un gran avance respecto a años atrás, donde dependían sólo del ojo humano para evaluarlos. Y cuando se cambiaba de persona, también variaba la percepción, lo que no ocurre con IA.
Calidad láctea
“La calidad de la leche es un pilar fundamental para nuestros sistemas productivos”, declara Bombal. Para lograrlo se requiere de inocuidad alimentaria, es decir, que el producto no tenga riesgos para la salud, lo que se deriva del control de bienestar animal. “Si tenemos un animal sano va a producir una leche saludable, con todos los nutrientes que debiera tener, y sin bacterias patógenas”, expresa el especialista.
La IA juega un rol preponderante en este sentido. Por ejemplo, cuentan con biomodelos, que ocupan machine learning, que evalúan la condición de la leche en cada uno de las etapas de la ordeña, y en base a eso, van determinando si es adecuada o no. Uno de estos sistemas se llama MDI y es capaz de medir la presencia o no de sangre en la leche. “Tenemos otro para medir glóbulos blancos, que son los que aumentan en la leche cuando hay una mastitis u otro problema. Con esta tecnología podemos detectar antes este incremento”, declara. Estas y otras herramientas similares sirven para evitar que las vacas sufran un cuadro clínico y ayudar al bienestar animal.