Resultados auspiciosos presentó el proyecto “Desarrollo de un paquete tecnológico para el establecimiento y utilización de praderas polifíticas con especies forrajeras tolerantes a la sequía”, ejecutado por investigadores de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile y de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, con el apoyo de Barenbrug y de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID.
En un seminario de cierre del proyecto en Osorno, productores y asesores conocieron el resumen de los resultados de esta investigación, desarrollada en la Estación Experimental Oromo de la Universidad de Chile.
En este estudio se evaluaron 4 mezclas distintas, una de ballica perenne y trébol, y 3 de distintos porcentajes de gramíneas, leguminosas y hierbas forrajeras, las que fueron sembradas en 96 parcelas experimentales con distintos criterios de corte (intensidad y frecuencia).
El investigador de la Universidad de Chile Luis Piña, expuso que los principales resultados son interesantes. “La pradera multiespecie es más productiva que la pradera tradicional de mezcla ballica con trébol, con una mayor producción anual; con una mayor producción estacional, en que logramos mayor producción en verano: y, una mayor producción en el otoño y en primavera, bastante importante en cuanto a la producción obtenida en ballica trébol.
En el estudio, probaron distintas alternativas de defoliación, frecuencias e intensidades de corte, dejando residuos post corte diferentes. “Toda la literatura internacional indicaba que, en general, la frecuencia de corte no era un factor que gatillara cambios en las praderas multiespecie, normalmente en las investigaciones extranjeras eran 2 frecuencias, una alta y una baja, durante todo el año, algo que usualmente no se utiliza. Nosotros tenemos distintas frecuencias dependiendo de la estación del año, producto de las condiciones climáticas y simulamos 2 frecuencias adaptativas en relación a las condiciones que se iban dando producto del cambio de estación”. Esta variable tuvo efecto tanto en la producción de materia seca de la pradera como en los cambios en la composición botánica. “Como estuvimos probando 7 especies en las distintas estaciones, nos dimos cuenta que el cambio que hacíamos en frecuencia de defoliación, sí tenía efectos en la población de determinadas especies durante el año”. Por ejemplo, explica, tener una mayor proporción de hierba forrajera, de gramínea dentro de la mezcla en una estación en particular, podía aplicar una frecuencia de pastoreo más corta o más larga, manejo adaptativo que fue bastante interesante desde el punto de vista del proyecto.
“Desde nuestro punto de vista, estas mezclas tienen bastante potencial. Nuestra idea, más que generar una mezcla comercial, en esta primera etapa, era ir evaluando qué es lo que ocurría con las mezclas en distintas proporciones disponibles en el mercado en nuestro país, que en general se establecen solas o en mezclas más simples. Estábamos buscando en esta primera etapa el potencial productivo que tienen al mezclarlas y qué es lo que pasaba en cuanto al manejo, porque con varias especies en su composición, se manejaban como la ballica-trébol, que no es lo más adecuado dadas las características de cada una de las especies”. Este objetivo se logró y, en una segunda etapa o proyecto, se validará qué es lo que pasa con el pastoreo, la selección que hacen los animales.
“Esperamos que sea una primera etapa para que se masifique la utilización de este tipo de alternativas de praderas multiespecies para incrementar la biodiversidad y resiliencia a las condiciones impuestas por el cambio climático, a esta disminución de las precipitaciones en verano, aumento de las temperaturas”. A la luz de los resultados del proyecto, se aprecia más producción, que tenemos una mayor producción de forraje a lo largo del año y “aprendiendo a manejarlas adecuadamente y a controlar la contribución de cada especie a lo largo del tiempo, puede ser una excelente alternativa”.
En siguientes proyectos se podrá evaluar temas como la fertilización en este tipo de praderas, la microbiología del suelo al trabajar con distintas especies. Para Piña, hay un gran potencial para la ganadería, tanto bovina de leche como de carne, como también ovina, como para pensar en su uso masivo en el sur de Chile.