El riego en praderas en el sur de Chile se convirtió en una herramienta que contribuyó a la especialización de los productores de leche y a impulsar el desarrollo de la actividad.
Es una tecnología que crece y, desde ese contexto, el área de Producción de Leche del Consorcio Lechero está generando fichas técnicas que buscan ir contribuyendo con respuestas para un mejor uso del riego. Así, prepararon un set de fichas orientadas a riego por aspersión con el sistema tazas y, próximamente, lanzarán las correspondientes al riego por aspersión por pivotes.
“El riego es una herramienta importante en la sustentabilidad del sector lechero, ya que permite abrir opciones para un mayor y mejor aprovechamiento de la pradera, que es el principal recurso alimenticio que poseen los productores del sur de Chile”, resume la coordinadora de Producción Primaria del Consorcio Lechero, Alejandra Viedma.
El ingeniero agrónomo Mario Wulf, que es el autor de las fichas, reconoce que hace unos 20 años el riego en praderas “se veía como una curiosidad, una realidad lejana, pero que con el paso del tiempo se fue acercando. Llegó para quedarse y, como una tecnología en crecimiento, tiene desafíos y sutilezas que tienen que ajustarse para su uso exitoso”. Por ejemplo, tomar en cuenta la programación del riego, las horas óptimas para aprovechar la humedad suelo y la precipitación de los sistemas.
Es un tema que llegó. Eso sí, explica Wulf, requiere un doble click, no se trata de copiar y pegar la realidad de la zona centro, ya que en el sur de Chile los suelos son de ceniza volcánica y se requiere entender mucho mejor su comportamiento en cuanto a infiltración, criterios de riego y con ello cuántas horas regar, por ejemplo.
EL EFECTO
De acuerdo a su experiencia y lo que ha podido evaluar y compartir con otros asesores, el efecto del riego en praderas tiene un claro impacto en la producción de forrajes. “Por ejemplo, comparando un año normal secano versus riego, en este último es posible obtener 3 a 5 toneladas más de materia seca por hectárea, dependiendo de las variedades de praderas que se esté usando. Si se nos ponemos en el caso de un año seco, no uno normal, el impacto diferencial es mucho mayor. En el actual escenario de cambio climático, en que los años críticos son más recurrentes, el déficit estival es más frecuente”. Por ejemplo, en el proyecto desarrollado por Aproval, llamado “Mejoramiento de la gestión y eficiencia del riego en la producción primaria de leche de la Región de Los Ríos”, se evaluó durante 6 años (2012 a 2018), 9 predios y 3652 hectáreas de praderas. El dato fue claro y a toda prueba: En promedio, la producción de pasto bajo riego fue 3,5 ton de MS por hectárea más en comparación a praderas de secano.
Es por eso que el riego es una herramienta que hay que considerar, siempre y cuando se haya superado desafíos productivos como las variedades, manejo, suelo y, muy importante, fertilidad.
Por otra parte hoy, en que los sistemas productivos de leche, tanto por motivos como el precio y la tecnología que están usando, son cada vez más intensivos, no deja espacio para equivocarse, en particular, en verano.
“Hoy está el beneficio de otorgar cantidad y calidad de forraje en un tiempo crítico en verano, 3 a 4 toneladas adicionales, de pradera de altísima calidad, más palatables. Sin riego, la opción es sacrificar producción, o encarecer el sistema, al reemplazarlo por otros alimentos más caros”.
Junto a ello, el nivel post estrés estival de la pradera, al usar riego es menor que en el secano y la recuperación y la vida útil es mayor en el tiempo, que es un beneficio adicional.
Si es caro o no regar praderas abre la reflexión y dependerá del costo de oportunidad de dejar de producir 4 o 5 mil litros de leche por hectárea. “Es un argumento importante al analizar el costo de hacerlo y tomarlo como una solución. Pero, responsablemente, el riego como herramienta para obtener el rendimiento marginal esperado, requiere una pradera de alta producción, con alta fertilidad y buen manejo de pastoreo. Es una tecnología que no es cara si se toma en cuenta los beneficios”.
En un contexto de cambio climático, el riego es una estrategia de adaptación.
Buena parte del territorio de Chile ya sufre ese fenómeno y el riego minimiza esos efecto. Aquí también está el imperativo de ser muy eficientes en el uso del recurso agua, destaca, mandato para todo el agro, ya que el mayor demandante de agua dulce es la agricultura, que a nivel mundial es de un 70%, e implica administrar muy bien un recurso cada vez más escaso.
BUEN RIEGO
Es una tecnología joven en el sur de Chile. El riego en praderas, si bien se usa en muchos predios, todavía está en una fase inicial. Es por eso, cuenta el autor de las fichas de riego, que este material técnico buscar reducir esa brecha para dejar los equipos en su mejor expresión para que se manejen en forma eficiente, con cero fallas, aspirando a muy buenos resultados. De ahí la importancia de medir y calibrar.
“El riego no eficiente, tanto en subrriego como en sobrerriego, implica no otorgar el agua que requiere la planta, no llegar a los objetivos que se buscan. Si no se riega lo que se tiene que regar, no hay beneficios esperados. Por otra parte, un exceso de riego es un desperdicio de agua, energía y también afecta al rendimiento del cultivo. Por eso es importante medir y calibrar”.
Las fichas técnicas contribuyen a conocer bien los equipos, monitorear los elementos claves del mismo, la presión y caudal, y una serie de consejos prácticos para sacar partido a la tecnología y traducirlo en más toneladas de praderas y leche por hectárea.
Fichas de riego
Para quien necesite conocer más información, las fichas de riego en praderas del Consorcio Lechero están disponibles en
https://www.consorciolechero.cl/chile/pags/fichas-tecnicas.php