Transición y Bienestar Animal: Las 6 semanas vitales

Una de las etapas más importantes en la futura vida productiva de la vaca es la transición, lapso que incluye el período preparto y el postparto. De acuerdo a cómo se enfrente este período, tanto en condición corporal, salud, nutrición y los factores de manejo que se tome a nivel predial, habrá un impacto en la lactancia y en su futuro productivo.

Este tema lo compartimos a través del Comité de Bienestar Animal en un reportaje que publicamos en revista Mundo Agro bajo el título “Las 6 semanas vitales”, en el cual compartimos la visión de productores y especialistas frente al tema.

Alejandra Viedma, encargada de Producción Primaria del Consorcio Lechero, destaca que en este periodo crítico para la vaca se unen diversos factores que las hacen más susceptibles a problemas de salud. Es fundamental el bienestar animal, pues busca que el ambiente donde alojan sea adecuado; que en lo posible se evite cuadros clínicos infecciosos o metabólicos. Otra meta es vacas socializadas para una experiencia segura en la sala de ordeña tanto para ellas como para los ordeñadores.

“Muchas veces el énfasis se concentra en medidas de bienestar animal del rebaño en el periodo productivo de la vaca ya que es donde se percibe el ingreso de los recursos al predio. Pero, pudieran pasarse por alto manejos de vital importancia para que los resultados durante la lactancia sean óptimos como el periodo de transición y la crianza y recría de las hembras de remplazo”.

Como Comité de Bienestar Animal del Consorcio Lechero, la visión que comparten es que este concepto es productivo y que impacta directa y positivamente en la economía del predio y, como consecuencia, en la sustentabilidad de éste.

“Un buen bienestar animal durante este periodo resulta en vacas sanas, más productivas durante la lactancia y de una vida productiva mayor a la que muestran los promedios. Enfocándonos en la prevención requerirán menos tratamientos ayudándonos a cumplir con otra meta a largo plazo como lo es el uso prudente de antimicrobianos”.

La visión del productor

El productor lechero de Máfil, Jan Schrott, quien participa como representante de Aproval en el Comité de Bienestar Animal del Consorcio Lechero, explicó que una transición hecha con criterios de Bienestar Animal, para que tenga el efecto y resultados, debe considerar el ciclo completo. Su preocupación está puesta en el preparto y postparto bien hechos, basados en un manejo que está bien internalizado a nivel del equipo del predio.

“Por ejemplo, salir en buena condición corporal al periodo de secado, asegurar suficiente comida, disponibilidad de agua y refugio contra sol / lluvia y entrar al Pre-Parto sin pérdida de peso. Además, adecuar cambio de dieta, asegurar condiciones aptas para el parto (infraestructura, manejo, etc.). Hay que considerar que la etapa del parto es una de las más estresantes en el ciclo de la vida de la vaca: Aunque haya una multitud de partos en un periodo corto, cada animal es un individuo”.

A nivel predial, agrega Jan Schrott, existe un protocolo en San Javier: Las vacas / vaquillas quedan en un lote de transición por los primeros 15 a 20 días. Son marcadas con una cinta roja en la pata para identificarlas y asegurar entrega de leche a planta a partir del 8º día. La leche va destinada a terneros. Además, son el último lote en entrar al patio de alimentación en “pasajes” separados para asegurar alimentación y poco tiempo de espera. Quedan en los potreros más cercanas a la sala para reducir la distancia de desplazamiento.

“Otras herramientas son que se les “premia” con una mayor ración de concentrado dentro de la sala durante periodo de transición. Las vaquillas se integran a la sala en lotes reducidos con vacas recién paridas para reducir el estrés. Existe un control especial para verificar comportamiento distinto, especialmente necesidad de sales, adecuando la ración si fuera necesario”.

En San Javier, la integración a los lotes correspondientes se hace después de aproximadamente 15 días para crear espacio y asegurar tratamiento preferencial para las “llegadas nuevas”.

“Creemos que el éxito (o la rentabilidad, en términos más fríos) de una lactancia depende en gran parte de ese periodo fundamental que es la transición. Reconocemos que la Dra. Pilar Sepúlveda de la UACH es experta en el tema de Transición y nos ha ayudado mucho”.

El futuro en 6 semanas

La Dra. Pilar Sepúlveda, investigadora y docente de la Universidad Austral de Chile y miembro del Comité de Bienestar Animal del Consorcio Lechero, explica que la importancia de este periodo reside en el hecho de que en él se define en buena medida el futuro productivo, reproductivo y sanitario del animal. Entre las 3 semanas antes y 3 semanas después del parto, la vaca lechera se ve enfrentada a los mayores cambios fisiológicos por su preparación a la síntesis y secreción de calostro, el parto y la posterior producción de leche, hechos que la enfrentan a un fuerte estrés nutricional y metabólico, asociado a los cambios de manejo y ambiente que se realizan en este período. Por ejemplo, la demanda de energía por la glándula mamaria es 3 veces mayor al inicio de la lactancia que la del útero al final de la gestación. De qué manera la vaca enfrenta y se adapta a este periodo tiene un efecto directo en el desempeño productivo de la futura lactancia.

Un óptimo programa de manejo de la vaca durante este periodo es crucial para el éxito del sistema productivo lechero. Por ejemplo, un deficiente manejo nutricional y alimenticio puede comprometer no solo la aceleración con la que la vaca produce leche en el posparto temprano si no que, además, puede afectar negativamente su salud y la fertilidad. A pesar de que en los últimos años el período de transición ha sido muy estudiado, la mayoría de las enfermedades metabólicas e infecciosas se producen durante las primeras semanas de lactancia, las que junto a otras, como las cojeras, se agravan asociado a prácticas de manejo deficientes.

El periodo de transición es uno de los de mayor riesgo para que la vaca se enferme. Trabajos realizados el grupo liderador por la Dra. Pilar Sepúlveda (Clínica de Rumiantes y Medicina de los Rebaños, Instituto de Ciencias Clínicas, Facultad de Ciencias Veterinarias, UACh) junto a sus estudiantes de pre y posgrado, indican que 6 de cada 10 vacas pueden enfermar en las semanas siguientes al parto. En general, los programas de salud en sistemas pastoriles se enfocan en la atención de problemas reproductivos, especialmente en la revisión de vacas que no entran en celo y, por lo tanto, muchas vacas que presentan algún tipo de enfermedad en la transición posparto pueden no ser revisadas y no detectadas como enfermas. A su vez, muchas enfermedades que afectan a la vaca en transición no presentan signos clínicos evidentes, lo que hace más difícil su diagnóstico. Esto puede acrecentar el problema de salud, bienestar y productividad de los animales afectados al no recibir un tratamiento oportuno, lo que aumenta las probabilidades de que esos animales enfermos sean eliminados tempranamente del predio.

Los puntos críticos

El periodo de transición preparto, destaca la doctora Sepúlveda, aproximadamente desde la tercera semana previa al parto, es quizá el periodo más crítico dado que durante esta fase se presentan de manera dramática los cambios en el consumo de materia seca y en el estado hormonal y metabólico de los animales.

La incidencia de desórdenes durante el periodo de transición fundamentalmente en el posparto están muy asociados con manejo y la alimentación de la vaca durante este periodo. Por otro lado, el parto por sí solo es un evento que genera bastante estrés en las vacas, además de ser un proceso doloroso. El parto marca el fin de una condición metabólica de gestación al de producción de leche con todas las adecuaciones fisiológicas asociadas y que deben de ser ajustadas en un período muy breve de solo horas.

Finalmente, durante el periodo de transición posparto (hasta la tercera semana en lactancia), se exige a la vaca una alta capacidad de adaptación a las nuevas condiciones metabólicas y fisiológicas. En consideración a la alta exigencia productiva lograda genéticamente, dicha capacidad de adaptación no basta por lo que es necesario acompañar a la vaca durante toda la transición con pautas adecuadas de manejo, de lo contrario, la posibilidad de aparición de disfunciones de toda índole, se incrementa. La mayoría de disfunciones metabólicas (cetosis, hígado graso, edema de ubre), nutricionales (hipocalcemia, hipomagnesemia), alimenticias (acidosis ruminal, laminitis, desplazamiento de abomaso), sanitarias (mastitis, metritis, abscesos hepáticos), y productivas (baja producción de leche, relación grasa:proteína invertida), ocurren dentro de este período. El balance energético negativo se presenta durante esta fase como herencia de las condiciones que caracterizan al preparto. El rápido incremento en la producción de leche se ve acompañado por la movilización de tejido adiposo, muscular y óseo y un lento incremento en el consumo de materia seca.

-¿Está cuantificado el acortamiento en la vida productiva de la vaca lechera cuando el preparto y el postparto no fueron adecuados?

“Así es, comenta la Dra. Sepúlveda. Resultados que hemos obtenido a partir de estudios llevados a cabo en lecherías de las Regiones de Los Ríos y Los Lagos nos muestran que vacas que enferman después del parto duplican o triplican el riesgo de ser eliminadas tempranamente del rebaño, vale decir durante los primeros 100 días de lactancia. Además ocurre un efecto dominó, esto es cuando una vaca es afectada por una enfermedad de la transición es muy probable que desarrolle otra y otra más. Hemos observado que factores de manejo, tales como los días que permanece la vaca en el lote preparto, también tienen un efecto en la salud de las vacas y es así como hemos encontrado que prepartos inferiores a 20 días aumentan casi 2 veces la probabilidad de que la vaca presente metritis posparto, enfermedad que incide negativamente en algunos parámetros reproductivos fututos. En este momento estamos analizando la relación entre factores del ambiente en el riesgo de presentar enfermedades posparto, y el efecto que tienen las enfermedades de la transición sobre las tasas de eliminaciones tempranas”.

MAS PROTECCION

En investigaciones recientes, la Dra. Sepúlveda informa que están realizando un proyecto de investigación financiado por Fondecyt y que tiene por objeto determinar el efecto de ciertas prácticas de manejo durante el periodo preparto en la salud y bienestar de las vacas lecheras. En el sur de Chile, una práctica común es utilizar potreros de sacrificio para mantener a las vacas durante el periodo preparto, lo que coincide con la temporada invernal. Bajo este esquema de manejo, es bastante común que las vacas preparto estén expuestas a gran cantidad de barro en los potreros. “Nosotros realizamos un ensayo en que expusimos a las vacas preparto a lo que comúnmente ocurre en un potrero de sacrificio durante el invierno: lluvia y exceso de barro. Y comparamos a este grupo con uno al que, bajo las mismas condiciones de barro y lluvia, le dimos la posibilidad de refugiarse en una estructura que las protegía de las inclemencias climáticas. Nuestros resultados muestran que vacas preparto que tienen acceso a un refugio en el potrero permanecen en promedio 3 horas más tiempo echadas durante el día comparado con las vacas que no tienen acceso a refugiarse, presentan menor movilización de grasas (medido por concentraciones de ácidos grasos esterificados o Nefas) y rumian en promedio 1 hora más al día. Esto resultados demuestran la importancia de otorgar áreas protegidas a las vacas, las que sin duda mejoran su estado de salud y bienestar. Actualmente estamos trabajando en evaluar el efecto del acceso a sombra durante los meses de verano, ya que los prepartos de otoño generalmente son en meses calurosos y no sabemos qué efectos pueden tener durante este periodo en particular”.

Las recomendaciones del Manual

El manual “Período de transición: Importancia en la salud y bienestar de vacas lecheras”, fue preparado por los investigadores y académicos de la Universidad Austral de Chile, los doctores Pilar Sepúlveda y Fernando Wittwer, junto al coautor del manual, el doctor Pedro Meléndez, quien se desempeña en la Universidad de Missouri, EEUU. Este documento fue apoyado por el Comité de Bienestar Animal del Consorcio Lechero y entrega elementos fundamentales para desarrollar este proceso integrando una visión de bienestar animal.

1. Tener periodos preparto adecuados: Uno de los objetivos del preparto es que las vacas logren una adaptación del rumen a dietas con altos aportes de energía, las cuales serán ofrecidas luego del parto para iniciar la lactancia. Esta adaptación ruminal se logra alimentando las vacas y vaquillas con dietas preparto alrededor de 21 y 28 días, respectivamente. Para esto es necesario contar con fechas probable de parto lo más precisas posibles; por tanto, se requiere realizar un adecuado registro de inseminación o cubierta y diagnósticos de gestación tempranos y certeros.

2. Llevar un control de la condición corporal: Para vacas de raza Holstein, la condición corporal (CC) óptima al momento del secado es de 3,0 a 3,25 puntos (escala de 1 a 5 puntos). Tanto las vacas obesas como las de baja CC al parto tienen mayor riesgo de cursar con trastornos metabólicos, enfermedades y distocias, así como una reducción en la producción láctea y tasa de concepción.
Por esta razón es importante invertir tiempo y recursos en capacitar al personal para la correcta evaluación y registro de la CC, con el objetivo de establecerla como una práctica rutinaria en el manejo del rebaño. El monitoreo de la CC se debiese realizar en cuatro ocasiones: en el secado de las vacas, en su ingreso al preparto, al parto y durante la lactancia temprana. Se pueden tomar acciones específicas para valores inadecuados, es decir, aquellas vacas que caen fuera del rango establecido como óptimo.

3. Otorgarles infraestructura y manejos adecuados: El confort de la vaca no sólo es importante en sistemas de estabulación permanente, sino que aplica también para rebaños en sistemas pastoriles como los del sur de Chile. En este período es aconsejable minimizar la exposición a factores estresantes, como la competencia por el alimento, agua o lugar para echarse. Instalaciones y manejos inadecuados tienen impactos negativos en el comportamiento de la vaca y, por lo tanto, pueden repercutir en su estado de salud. Tener un limitado o insuficiente espacio en el comedero incrementa el tiempo en que la vaca permanece de pie a la espera de acceder al comedero, reduce el tiempo que la vaca permanece en el comedero y reduce su consumo de alimento.
Lo recomendable es tener un espacio en el comedero que permita comer a todas las vacas al mismo tiempo (mínimo 80 cm lineal). Para estimular el consumo de alimento durante el periodo preparto se requiere que las vacas tengan a libre disposición alimento fresco y palatable durante todo el día. Además, es necesario la presencia de dos puntos, como mínimo, de agua fresca en bebederos limpios y de fácil acceso.

4. Asegurar un adecuado bienestar durante el parto: El parto es un proceso natural que normalmente no requiere ayuda. Sin embargo, requiere que la persona encargada observe y conozca las fases normales para poder identificar partos problemáticos o que requieren asistencia. Las vaquillas suelen presentar más problemas que las vacas adultas y por ello necesitan más atención durante el parto. Debe considerarse la posibilidad de un parto distócico si alguna fase del parto se alarga excesivamente, aparecen conductas que no son propias de la fase correspondiente o se producen cambios en la frecuencia de las conductas que sí que son normales. En estos casos, se recomienda aumentar la supervisión o intervenir en el proceso del parto. En sistemas pastoriles es conveniente disponer de corrales de parto o maternidades de forma que las vacas, al momento del parto, cuenten con superficies de descanso secas, cómodas y en buenas condiciones higiénicas. Esto último permite disminuir los riesgos de enfermedades infecciosas posparto como mastitis clínica y metritis, además de permitir un mejor monitoreo de los partos e identificar vacas que requieran asistencia.

5. Implementar un programa de monitoreo de la vaca posparto: Las vacas son susceptibles a enfermar durante el periodo de transición posparto, principalmente durante las primeras dos semanas luego del parto. La detección temprana de vacas enfermas es de suma importancia para tomar las medidas oportunas tanto de manejo como de control e instaurar una terapia racional y temprana. Es recomendable monitorear diariamente el estado de salud durante los primeros 10 a 14 días postparto, evaluando comportamiento, temperatura rectal, movimientos ruminales, cuerpos cetónicos, características de la descarga vaginal y la evaluación de la glándula mamaria y su leche. Este manejo es más fácil al tener un grupo de vacas frescas o transición posparto, sin embargo, si las condiciones no permiten tener un grupo extra y la vaca está en un grupo de primer tercio de lactancia debiese ser examinada de igual manera.

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