En una entrevista en el diario La Tribuna (Los Ángeles), el presidente del Consorcio Lechero, Sergio Niklitschek, destacó que el uso de la tecnología en la producción láctea se ha extendido y permitido un aumento en la cantidad de vacas en producción. Lo mismo sucede, añadió, con la calidad del alimento, que está disponible en cantidad gracias a la ordeña robotizada, acortándose así las brechas en relación a los países desarrollados productores de leche del mundo.
Niklitschek recordó que la automatización comenzó hace 30 años, dejando en el pasado la imagen de la ordeña a mano: «Hoy todas las lecherías comerciales que venden su producción a las plantas tienen ordeña mecánica. Hace un par de décadas todo se hacía con fuerza. Hoy se hace con computadores, tractores y ordeña mecánica, que hace 32 años llegó a Chile».
El dirigente resaltó, a modo de ejemplo, que ahora las distintas lecherías pueden hacer un seguimiento de cada animal, pudiendo detectar enfermedades en una vaca antes de que se presenten los síntomas.
Además, explicó que las salas de ordeña de entre 16 a 24 unidades mutaron a las salas rotativas, que fluctúan entre 50 a 100 en ordeña las más grandes.
El dirigente hizo ver que la incorporación de la tecnología ha traído un impacto positivo en la calidad del producto: «Hace tres décadas las células somáticas (que mide la eventual presencia de patógenos en la leche) superaban las 700 mil por mililitro, y hoy vamos por las 150 mil, que es el mismo nivel de los países desarrollados», explicó.
Sergio Niklitschek destacó «para los productores, esto ha permitido seguir creciendo. Hace 40 años atrás una lechería con 80 vacas era grande. Hoy con 80 vacas crece rápidamente o son las lecherías que vemos que cierran y van desapareciendo».
EL ROL DE LA TECNOLOGÍA EN LA PRODUCCIÓN
El líder del Consorcio Lechero apuntó a lo fundamental de la tecnología en este crecimiento, haciendo ver que antes, cuando se ordeñaba a mano o con sistemas de ordeña rudimentaria, «se necesitaba una persona cada 15 vacas. Hoy se pretende una persona por cada 100 a 150 vacas. Hoy el robot de ordeña, que antes se miraba muy lejano, llegó para quedarse, pese a que es tecnología que tiene más de 30 años», agregó.
Niklitschek recordó que el primer robot de ordeña en Chile fue presentado en 2011. Tres años más tarde llegaron los primeros equipos, cuatro en la zona de Paillaco (región de Los Ríos) y ocho en Los Ángeles para la Agrícola Ancali que «es la lechería con ordeña robotizada más grande del mundo», destacó el vocero.
El dirigente gremial valoró que esos avances han permitido acortar la brecha con los países desarrollados en materia de producción lechera: «El mayor avance, y que todavía continúa, son los sistemas de gerenciamiento, con software específicos, control en línea de células somáticas, la calidad de leche o si la vaca está preñada».
MANO DE OBRA
Al cabo, todo ello se ha traducido en que «cada día intervienen menos las personas, lo que ha sido gatillado por lo complejo de tener mano de obra en los campos. Con la tecnificación, la calidad de leche mejora, porque hay una ordeña constante y hay una fuerte mejora en el bienestar animal».
Según Niklitschek, lo anterior «se ve reflejado en la longevidad. Con la robótica la longevidad de las vacas en Chile está aumentando en prácticamente un año. Además, la producción también está aumentando en alrededor de un 10%, cuando se tiene una ordeña robotizada o de alta tecnología».
«La mano de obra disminuye entre un 40% a un 50%, dependiendo de lo intensivo que sea y la cantidad de robots. Es distinto si se tiene uno o dos robots, pero con más la mano de obra se va diluyendo. Al aumentar la tecnificación, aumentan la cantidad de robots y las vacas y disminuye la cantidad de mano de obra, que son los mayores beneficios», destacó.