La nutrición adecuada durante la etapa escolar es fundamental para el crecimiento, desarrollo y rendimiento académico de los estudiantes. Uno de los componentes esenciales de una dieta equilibrada es el consumo de lácteos, que proporcionan una amplia gama de nutrientes esenciales para el organismo. Desde la educación parvularia hasta la enseñanza media, la inclusión de lácteos en la dieta diaria de los estudiantes juega un papel crucial en su salud y bienestar general, asegura el Dr. Rodrigo Valenzuela, académico de la Universidad de Chile y Director del Comité Científico de Lácteos.
Para el especialista el desayuno es la comida más importante del día, especialmente para los estudiantes en edad escolar y por eso es necesario que a todos los niños se les proporcione antes de comenzar sus clases, ya sea por parte de sus padres o el establecimiento educacional.
«Un desayuno adecuado debe incluir una porción de lácteos, preferiblemente un vaso o taza de leche. Puede ser fría o caliente, la condición que al niño más le guste”, comenta.
Idealmente debe ser leche blanca, pero para los que ya están acostumbrados también puede ser saborizada es decir con chocolate, frutilla o vainilla. “Pueden tomarla sin problemas porque hoy día la industria no le agrega grandes cantidades de azúcar”, asegura el especialista.
Afirma que lo importante es acostumbrar a los niños a que tomen leche por el valor nutricional que tiene este alimento. “Permite un mejor crecimiento y desarrollo, menor riesgo de desnutrición y también de obesidad. De hecho, un factor protector frente a la obesidad infantil es el consumo de lácteos, y especialmente de leche”.
Valenzuela admite que, aunque el vaso de leche es lo prioritario, eventualmente puede sustituirse por un yogurt con cereal ya que hoy en Chile se están desarrollando cereales bajos en azúcares y ricos en fibra.
Generalmente el desayuno de los niños chilenos va acompañado con medio pan. Para el Dr. Valenzuela lo ideal sería que este lleve otro lácteo como queso, pero también es una alternativa saludable una rebanada de pechuga de pavo o pollo.
Otra recomendación del Dr. Valenzuela es que los padres alienten la ingesta de lácteos por parte de los niños mostrando que ellos también los consumen. “Si es que tuviera algún problema de intolerancia a la lactosa, puede optar por la leche sin lactosa”.
Recreo y almuerzo
Durante el recreo, es importante que los niños consuman colaciones saludables que incluyan frutas y lácteos, afirma el académico. “El yogurt es una excelente opción, ya que además de los nutrientes de la leche, como proteínas, vitaminas y minerales, también aporta probióticos que fortalecen el sistema inmunológico de los niños”.
Para los estudiantes con jornadas prolongadas que almuerzan en la escuela, se recomienda incluir postres que contengan lácteos, como sémola con leche o arroz con leche bajos en azúcar, o simplemente un yogurt. Esto asegura que los estudiantes obtengan una ingesta adecuada de lácteos durante el día escolar.
En definitiva, consumir 3 a 4 porciones de leche al día desde la educación parvularia hasta la universidad es beneficioso para el crecimiento, la salud ósea y muscular, y el rendimiento académico. Esto último porque la ingesta de lácteos también fortalece la inmunidad y esto, por ejemplo, significa menor riesgo de resfríos, que es una causal importante de ausentismo, factor que incide en el rendimiento.
Respecto de las aprensiones de algunos padres debido a que el menor podría presentar intolerancia a la lactosa, el Dr. Valenzuela es categórico: “Es muy raro que un niño tenga intolerancia a la lactosa y cuando la tiene, generalmente es por una patología de base en el intestino que está repercutiendo en una intolerancia a la lactosa. De hecho, la leche materna tiene más lactosa que la leche de vaca”.