Preparto y transición: Listos para la temporada

3 semanas antes del parto y 3 semanas después del parto. Esta es la definición que los especialistas marcan sobre el período en que se adecúa la vaca gestante a una condición de producción de leche.

 

Desde el área de Producción de Leche del Consorcio Lechero, la invitación a productores y a sus equipos de colaboradores es a que, frente al inicio de temporada de partos, haya una revisión de los detalles que incidirán en el éxito productivo.

 

“Un buen bienestar animal durante este periodo resulta en vacas sanas durante su siguiente lactancia, sin pérdidas en su producción, con buenos índices reproductivos y longevas. Enfocándonos en la prevención se requerirá menos recursos y tiempo en tratamientos, y nos ayuda a cumplir con otra meta a largo plazo como lo es el uso prudente de antimicrobianos”, explica la coordinadora del Área de Producción de Leche del Consorcio Lechero, Alejandra Viedma.

 

El período de transición es la etapa de mayor trascendencia en la salud y bienestar de la vaca lechera. Pensemos que la vaca está pasando por una etapa de cambios intensos en lo fisiológico, metabólico y hormonal. Sumemos que sus defensas e inmunidad bajan, lo que la hace propensa a presentar trastornos metabólicos e infecciosos.

 

La publicación “Período de transición: Importancia en la salud y bienestar de las vacas lecheras” se transformó en una guía permanente y práctica para este proceso. Puede descargarla desde https://consorciolechero.cl/wp-content/uploads/2021/10/2-periodo-de-transicion.pdf

 

Un periodo de transición bien manejado influye directamente en la salud y bienestar de la vaca lechera, lo que se traduce en una mejor eficiencia reproductiva y mayor producción de leche, destaca la investigadora y académica de la Universidad Austral de Chile, Dra. Pilar Sepúlveda, quien es una de las autoras de esta publicación. “Es importante considerar que el tiempo y recursos que destinemos en planificar una transición adecuada se traduce en beneficios a largo plazo para el rebaño, lo que sin lugar a duda contribuye a una mayor rentabilidad y sostenibilidad del sistema lechero”.

 

Las nuevas investigaciones están explorando estrategias para optimizar la adaptación de las vacas a los cambios fisiológicos, metabólicos y conductuales asociados con el parto y el inicio de la lactancia. Además, se están desarrollando enfoques novedosos para abordar la salud metabólica durante este periodo, con énfasis en la identificación temprana de enfermedades. En el caso de la Dra. Sepúlveda, dirige un proyecto FONDECYT Regular financiado por ANID, que busca identificar factores de riesgo para los principales problemas de salud que afectan a las vacas lecheras en sistemas pastoriles. “Nos estamos enfocando en el ambiente y manejo de las vacas durante todo el periodo seco, con la finalidad de generar alertas que nos permitan actuar de manera oportuna para evitar o disminuir el impacto negativo de las enfermedades sobre el bienestar y producción de las vacas en nuestra realidad del sur de Chile”.

Una de las recomendaciones más importantes para enfrentar el período de transición es establecer un plan de manejo integral que incluya una nutrición e instalaciones adecuadas, monitoreo de la salud de las vacas y capacitación del personal a cargo. Es esencial proporcionar una dieta equilibrada que satisfaga las necesidades nutricionales específicas durante el periodo de transición. Respecto a las instalaciones, estas deben otorgar comodidad a la vaca durante todo el periodo y en especial al momento del parto. Además, la monitorización continua de la salud de las vacas, antes y después del parto, “puede ayudar a identificar y abordar problemas potenciales de manera temprana. La capacitación del personal que trabajará con las vacas transición también desempeña un papel crucial en la adaptación exitosa de las vacas a las demandas del parto y la lactancia, ya que si son tratadas de manera adecuada se estresan menos y producen más leche. En resumen, la planificación proactiva y la atención integral durante el periodo de transición son clave para optimizar la salud, bienestar y el rendimiento de las vacas lecheras”.

 

 

 

La “check-list” de la transición.

 

 

Tener periodos preparto adecuados: Uno de los objetivos del preparto es que las vacas logren una adaptación del rumen a dietas con altos aportes de energía, las cuales serán ofrecidas luego del parto para iniciar la lactancia. Esta adaptación ruminal se logra alimentando las vacas y vaquillas con dietas preparto alrededor de 21 y 28 días, respectivamente. Para esto es necesario contar con fechas probable de parto lo más precisas posibles; por tanto, se requiere realizar un adecuado registro de inseminación o cubierta y diagnósticos de gestación tempranos y certeros.

 

– Dar infraestructura y manejos adecuados: En este período es aconsejable minimizar la exposición a factores estresantes, como la competencia por el alimento, agua o lugar para descanso.

 

-Alimentación: Para estimular el consumo de alimento durante el periodo preparto se requiere que las vacas tengan a libre disposición alimento fresco y palatable durante todo el día. Además, es necesario la presencia de dos puntos, como mínimo, de agua fresca en bebederos limpios y de fácil acceso.

 

Asegurar un adecuado bienestar durante el parto: Monitoreo constante, sobre todo en vaquillas. En sistemas pastoriles es conveniente disponer de corrales de parto o maternidades de forma que las vacas, al momento del parto, cuenten con superficies de descanso secas, cómodas y en buenas condiciones higiénicas. Esto último permite disminuir los riesgos de enfermedades infecciosas posparto como mastitis clínica y metritis, además de permitir un mejor monitoreo de los partos e identificar vacas que requieran asistencia.

 

– Implementar un programa de monitoreo de la vaca posparto:  En los primeros 10 a 14 días posparto, monitorear diariamente el estado de salud.

 

Cuando se siguen estos pasos, es posible una buena transición de preparto a lactancia, obteniendo terneros vivos y vacas con un rumen adaptado a alta ingesta de energía; más salud, con menos hipocalcemias; menos eliminaciones en las primeras semanas de lactancias; más fertilidad; más leche, bienestar animal y, muy importante, un equipo de colaboradores menos estresados por tener que atender vacas enfermas.

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